
Hoy, al salir de un ensayo, ví como una empanada de carne ayudaba a un ciego a cruzar la vereda.
Fue en Juan B. Justo y San Martín. Y sé que era de carne, por el repulgue.
¿La empanada le habrá dicho al ciego: “voy vestido de empanada”?
Digo, porque a lo mejor, el hombre notaba que la voz venía atravesada por una tela, un filtro, una mampara.
O tal vez, no. Con el ruido de los coches, no sabía que estaba experimentando la antiquísima solidaridad que los bocados criollos tienen para con los humanos. Aunque éstos, claro, sean dentados.
Como sea. Que me arrepentí de no llevar una cámara fotográfica conmigo en ese instante.
Así que a partir de ahora, en este blog: sólo habrá fotos de mi autoría.
Hoy, que cumplimos un año en internet, me propongo testimoniar la bitácora pero tan sólo con fotos propias.
A ver si puedo cumplir…
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Debe estar conectado para enviar un comentario.