
La foto no es mía.
La furgoneta se subió a la Rambla e hizo el desastre asqueroso que hizo, pero cuando llegó al mural de Miró, chocó contra una columna y se detuvo. No puedo no pensar en Miró. En su energía. En su freno. Seré ingenuo o romántico. Pero ahí está Miró “sosteniendo lo que amamos”, como me dijo mi amiga Delia Cancela.