No puedo quejarme. Durante la pandemia pude conservar el trabajo, y mi salud. Los que amo están bien. Sería un cerdo, si lo hiciera.
Pero una de mis ilusiones ha sido siempre viajar. Durante 10 años lo hice con avidez.
Hoy a 365 días de mi último marcopolismo, estoy en Buenos Aires.
Por eso decidí reactivar aquellas rutas.
Hasta el primero de marzo próximo, iré soltando fotografías de aquellas bitácoras.
No creo en la melancolía. Acá se ejercita la alegría.