
Es de público conocimiento que he logrado la virtud de la duplicación. Merced a mis múltiples desprendimientos, habito en unísonos espacios. Las fotografías aquí reunidas no reflejan un pasado de colección, sino el vívido testimonio de un presente irrefutable.
No por espectacular, me libro de vuestra comprensible desconfianza. No hallarán aquí trampas. Mi magia es verdadera.
Obedezco el gusano espiralado de mi superpoblación.
La quebrantada mano de Cervantes, ha sido la responsable de la infinita propagación de su novela. Aún desprendida del autor, ha sabido ejecutar la reproducción hasta el hartazgo. ¿Quién sino la traición, gobierna la escritura más honesta?
En similar y modestísima quimera, alcanzo en mis ramificaciones la furibunda unidad. En igual porcentaje soy éste que delante suyo se arrodilla, como aquél que vuela en un jet, o desayuna ahora mismo en París. Soy, en mis desmembrados registros.
No se deje arrastrar por las alcantarillas de la razón. No confunda la horma, ni el cuero. Y aunque sus ojos juren ver en este catálogo: un zapato, aquí sólo estará presente el baile.
En el gerundio hallo la posteridad.
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