ACTO 1
UNO
SILENCIO
1
Dispuestos a ametrallarnos,
lanzan oraciones inauditas.
Nos incrustan,
onomatopeyas y salivas.
Incapaces de valerse de pausas,
monopolizan capítulos.
Vírgenes de intervalo,
ejecutan su cruzada.
2
Nos refriegan sus collares,
sus alfileres de vocablos.
Nos enfrentan con sinfónicas estupideces.
Dinamitan redondeos.
Rumian la carne de pensamientos.
Los remates no hallan picaporte en sus jaulas.
No los alcanza nunca la traqueotomía.
3
Taquígrafos han salido de este mundo al intentar capturar sus ristras.
Expertos cuchicheadores.
Llevan en la garganta el campanario de Notre Dame.
4
Imponen adverbios en sus bandejas.
Resbalan sustantivos en sus cornisas.
Cataratan cucigramas.
Somos las víctimas sin pararrayos de sus ilimitados diluvios.
Pergeñan simposios.
Dinamitan nuestros bostezos.
Coplas y sermones rajan las paredes de nuestros hipotálamos.
Siempre hay un sol donde explotar.
Una ardilla a quien robarle su nuez.
5
Convidarlos un café, es fallecer.
No hay escoba tras la puerta que los intimide.
Dispuestos a cazarnos como a un surubí,
nos reducen a una oreja.
6
Sin semáforos, destrozan diccionarios.
Generan metástasis en los telégrafos.
Se nos caen los hombros del chaleco, por oír sus querellas.
7
Lenguas de Scrabble.
Ladrillos de Babel.
Nos empujan al estiércol de sus opiniones.
Son capaces de envejecer parados.
Sacamuelas ambulantes.
Patoteros de diatribas.
¿Qué chismoso no es portero?
8
Como un zapato que busca a su descalzo,
avalanchan expresiones.
Obstruyen nuestras ensaladas.
Los platos sucios de sus ortografías
agonizan sobre nuestras incautas mesas de anfitrión.
Manchado de gramática nos bautizan el sofá del comedor.
Al verlos llegar, las flores se suicidan arrojándose de los jarrones.
Acaban con nuestras cabelleras.
¿Acaso idiotas?
9
Invaden bibliotecas con el taladro de sus arritmias.
Nos infectan la calma, tosiéndonos telefonadas.
Violando pochoclos en el cine.
No los detiene su entierro.
Lápidas monumentales paralizan la eternidad.
¿Acaso distintos?
10
Llevamos en el ojal, el clavel de sus pecados.
Nos clausuran al pantano de sus hilvanes.
Morimos en el maremagno de sus figuras.
Dios sabe que no llevan párpados los tímpanos.
Ha bajado a su hijo de la cruz.
Ya no por la corona de espinas, la violencia del látigo, o el vinagre en la garganta.
Dios Padre ha operado, y apartó sin titubear a su hijo
de las bocas calcadoras, que entre babas y plegarias,
rasguñan sus arrepentidos.
Nada es el acero, ante la kriptonita de sus opiniones.
Imitemos al Eterno: huyamos con alevosía.
11
Se asemejan.
Disimulan.
A la vuelta de la esquina, nos taclean.
Alertas.
En el subterráneo fingen desorientarse,
por clavarnos sus disfraces de turista.
A zapatillazos.
Eso: ¡apartémoslos!
Dotados de obesas estrategias,
amenazan nuestros desayunos.
Con equipo de extinción,
ahoguemos sus lujurias.
12
Feliz El Zorro, que mudo era Bernardo.
Valiente Beethoven, que nulo construyó su capitel.
13
La piedra cae mar adentro,
y el silencio agoniza en la boca de tu estómago.
DOS
ESPUMA
1
Quiero un colchón,
una rajadura,
una llave inglesa.
Que dejen de una vez de soplarme milanesas.
Los estribos de la cuna,
de la nuca,
de la Puna tucumana.
Sirvan, señores;
silben.
Retengan los buches,
los costados,
los candados.
¡Esmeraldas!
esmeraldas, quiero.
Una en cada verso,
en cada puto bigotito.
Hurguen, tiemblen.
corrompan soberanos.
Desnuden la coraza, la cripta,
los manzanos.
Traigan parvas de ocelotes.
Quiero uñas,
sándalos.
Un escándalo en cada parapente.
2
Estoy completamente abducida.
Señorial, diría.
De frac,
de etiqueta en doble fila.
Pecaminosa hasta la barbarie,
hasta tu prontuario.
Oigan…
¡crujen los caminos!
¡Asesinos leberwurst!
Vagos de carretera,
echen a volar bombachas,
ensordezcan patos,
húndanse en medio de sus braguetas,
y retuerzan mil.
Bajen baratijas hasta el pie de la escalera.
Y puteen;
a viva voz, puteen el Himno de los Pollitos.
3
Traigan lijas,
un pasaporte por el orto me voy a pasar.
Dios es un semáforo de azúcar,
una lluvia desterrada…
derretida.
4
Las ramas no morderán nunca nuestra biblioteca.
TRES
MOLIDO, VIDRIO ESCONDIDO
(El escenario desnudo. Montada en un escalador aeróbico: practica y despotrica.)
1
ANAHÍ: Nunca.
Una tragedia así: nunca.
En El cangrejo rengo, sí.
El cocinero; un uruguayo.
Por venganza.
Ahora decime: ¿Así?
¿Contra todos?
¿Indiscriminadamente?
Once, sí.
¿Quién iba a imaginar?
Las veces que fuimos nosotros.
¡Y con las criaturas!
Mirá que chiste.
¡Hay que ser!
Así: nunca.
Si vino “Mónica”, de Buenos Aires.
Una semana de duelo.
En la tele. Todo.
2
El velorio lo hicimos en Arévalo.
¿Qué tiene? Era lo mejor.
Oíme, había que decidir.
Las que estábamos en pie corrimos las góndolas.
Los baldes, las ollitas.
¡La cantidad de termos que había!
Todos para la temporada.
Era el lugar más grande.
Sino íbamos a tener que andar de acá para allá.
¡Once!
¿Cómo hacés?
La visita, el pésame, un cafecito…
¿En una noche? ¿Once?
Imposible.
Los juntamos a todos.
3
¿Las viudas?
Todas mogólicas. No sé. Las drogan.
Yo también estaría deshecha, que querés. Si no me burlo.
¡Qué impacto!
Ver los cajones.
Uno al lado del otro. Un dolor.
Era como si estuviéramos todos desnudos.
4
Al Roque le tocó vidriera.
Los hijos de Shimmy lo que han llorado a lado de ese cajón,
no tiene nombre.
5
Pero yo digo:
¿Nadie se dio cuenta?
No sé… el gusto, la textura.
¡Nadie!
“Vidrio molido en el pastel de papas”.
Alguien tendría que haber reaccionado antes.
¡Como gatos!
A las diez cuadras todos muertos.
Todos hombres.
6
Yo ya no puedo tomar mate.
No sé. Será por los termos.
Pero no lo paso.
7
(Siempre sobre el escalador, avanza hacia otra esquina del escenario. Escalador y monociclo.)
Vamos. Le vas a dar una alegría. Pobrecita Marisa, está a la miseria.
A mí me da una pena. Es la que peor quedó.
El hijo: 11 años. Con el carrito.
Yo no sé cómo van a hacer.
Con mi marido, la ayudamos.
Yo le dije: “¿Y la Iglesia?”
Pero ella, no.
Orgullosa.
8
Estás linda.
9
Encima anda con eso de los dientes…
No le digas nada. Mirá que acá nadie se atreve.
¿Para qué? Si ella cree.
Ya que no cree en nada. Que al menos halle consuelo en eso.
10
A los siete días. La marea.
El mar. Enfurecido: pasó las carpas. Todo.
A la semana exacta.
Llegó hasta a la Principal.
Los del Embassy corrían el agua cuando la gente salía de ver El expreso de Chicago.
Tres días así estuvimos.
Embravecido.
Cuando bajó la marea, con mi cuñada fuimos a ver.
¡La mugre!
Una espuma oscura. Rara.
Había de todo: botellas de agua, ramitas, cascaritas.
Viste que el mar “devuelve”.
Te devuelve todo, el mar.
Menos al uruguayo, que sigo prófugo.
Devuelve todo.
11
Y caminando empezamos a encontrar:
que un rastrillito…
Que: “¡Mirá una palita amarilla!”
Esos colores se distinguen enseguida.
Naranja-verde,
turquesa-fucsia.
Apenas escarbábamos, con un palito no más…
Moldecitos: ¡cantidad!
Dos paquetes de Fargo grande juntamos.
¡Sanos, eh!
Dos bolsas llenas. Del familiar.
De a uno.
Increíble.
María Paula, y la amiguita, estaban…
Nosotras para distraerlas un poco.
¡Lo que caminamos esos días!
Los del muelle no sabían qué hacer con tanto cornalito.
Un revoltijo trajo este mar.
12
(Canta:)
“Van por el bosque los cinco pollitos,
Pan, Pico, Paco, Piquito, y Piquín.
Buscan alegres pequeños bichitos
Pan, Pico, Paco, Piquito, y Piquín”
(Ríe.)
13
¡Pero mirá el peinado que te mandaste!
Es lo que usa. Hacés bien.
Y no. Acá no.
Gastás un platal, doblás por la Costanera,
y el viento te vuela el esfuerzo.
¡Para qué!
El agua dura. No sé. No hay manera.
14
Las nenas joden ahora, que: “Vamos a la playa”.
“Ya no queda nada”, les digo.
Que quieren estrenar los chiches.
Y yo: “No, esperen al verano. Así cuando vienen las primitas: juegan”.
Viste como son las nenas.
15
Pero no. El problema ahí: es el padre.
Pobrecito, el Gordo, gana bien.
Buen sueldo.
Un pedante.
Yo les digo: “Cuando vengan las primitas sacan las bolsas, y se las chantan en la cara”.
Porque el verano pasado fue: “Que yo tengo esto… que yo tengo aquello…”.
Me la hacían llorar.
“Yo no tengo para el Nubeluz, María Paula”.
Oíme, yo prefiero que no le falte útiles durante el año a la nena.
Eso es la crianza: una cosa ú la otra.
16
(Recorre ahora el otro hemisferio del escenario. No de su cerebro. Eso jamás.)
Doblemos acá, que allá esta esa, y nos va a tener hasta las mil quinientas.
“¿Qué tal, como te va?”
De lejos, viste. De lejos. Puso tan poco para la colecta.
Y mirá la casa que tiene.
El pibe mayor se compró una lancha.
“Arístides”, le puso.
¡Farolero!
17
Bueno, la cosa es que Marisa esa mañana
no quería seguir llorando delante de los hijos.
Y… le daba culpa.
No quería amargarlos más.
Entonces agarró la escoba,
(ella que nunca)
y se fue a barrer la vereda.
18
Vos sabés,
siempre que: “Estelita… me salís y barrés.”
“Que hay arena, Estelita.”
Esa piba tiene una paciencia.
Un día se va a mandar a mudar.
Se va a agarrar al primero que se le cruce, acordate lo que te digo.
Y sí, ya es grande. Dieciséis para diecisiete.
No sabes cómo desarrolló.
Con otra ropita. Lo bonita que quedaría.
¡Qué picardía!
19
Bueno, barre que te barre, disimulando el llanto.
Ahí, en el porche. En la entradita nomás.
Media tapada por la arena: la ve.
Ella dice que sintió que algo la llamaba.
Delante de sus narices: la den-ta-dura.
20
¿Vos sabés que Roque perdió los dientes en el mar?
Pero sí. Tres veranos atrás.
Si estuvo una semana encerrado comiendo puré,
porque Magadéz tuvo que mandar el molde a Dolores.
El horno.
no tenía no se qué…
Acordate. Una pieza que no había
¡Qué sé yo!
Los odontólogos. ¿Viste como son?
Torno-y-güita, torno-y-güita.
Pero ¡ay! me pones, nerviosa.
Si vos estabas.
¿Che, nueve meses en la Capital, te hacen olvidar todo a vos?
¿Qué te enseñan en esa Facultad?
¿A desarrollar la papada nada más?
21
¡Ay! perdoname.
Es que estoy nerviosa.
Ya te dije: es el mate.
El mate, que no tomo.
22
El Roque había estado todo el día al rayazo del sol con las redes.
Y Marisa, tenía miedo que se insole.
Viste como es de cargosa, pobrecita:
“Roqueee, andá al agua.”
Al ratito: “Un chapuzón, Roque.”.
A los dos minutos: “¡Viejo, qué agarro un balde, y es peor!”
Hasta que lo pudrió, y el otro fue.
De mala gana, ya mal predispuesto.
Que vino una ola, y él por saludarla,
(Era… no te podías pelear con él)
Se dio vuelta,
y claro: el cambio violento de temperatura. Fue un golpazo.
¡Justo en el ciático!
Pero clavado. Ni que lo hubiera calculado.
Es traicionero el mar.
Pegó un grito el Roque, que largó los dientes.
Andá encontrarlos.
¿En la rompiente? Imposible.
Cuando salió estaba empapado,
con el short medio bajo,
pegado,
rojo de impotencia,
cubriéndose la boca,
y pálido por el dolor.
¡Pobre hombre!
Si ni la toalla agarró. Se fue directo para la casa.
Yo entendí enseguida.
Toda la boca para atrás, tenía.
Diez años había envejecido.
En dos segundos: diez años.
Mis chicos lo miraban, le decían:
“¿Qué te pasó, abuelo?”.
Porque le decían: “abuelo”.
23
Bueno, Marisa jura y perjura, que son los dientes del marido los que encontró.
¡Mirá si el mar se va a guardar esa porquería todos estos meses,
y se lo va a dejar en la puerta de la casa!
¿Vos crees?
Yo le dije que rece dos Padrenuestros
cada vez que se le cruzan algunas de esas pelotudeces por la cabeza.
¡Y sí! No me mires así. Es un Sacrilegio.
Yo también lo quería. Pero está muerto el Roque.
24
Ella dice que como murió comiendo,
y el crimen todavía no se esclareció,
el alma está furiosa, (Gesticula) y muestra los dientes.
Se manifiesta así.
25
En una cajita los puso.
Los lavó.
Seguro que te los muestra.
A mí me dio una impresión.
¡Porque por ahí son de otro!
Yo digo: qué inmundo el mar, ¿no?
Porque andá saber el tiempo que hace que eso está dando vueltas ahí.
Decí que la sal mata todo.
Pero uno mete la cabeza bajo el agua.
¡Qué antihigiénico!
Como el mate.
26
(Otra esquina.) Esperate que compro unas flautitas.
Sino esta noche se me arma. Entrá.
(Se detiene. Cambia la luz. Ruido de campanita de la puerta de entrada.)
– ¿Qué tal, Mercedes… le quedó algo?
– …
– Espero.
Los míos no te saben cenar sin pan.
Anoche puse un paquete de Criollitas, y me despreciaron el estofado.
Yo les dije: “Un día de estos me disfrazo de uruguayo
y vamos a ver si son tan machitos para tener exigencias con el menú.”
Pero con lo gordo que está mi marido,
le puedo moler un ventanal de Nuestra Señora de Notre Damme,
que ni cuenta se da, el asqueroso.
– ¿Los chicos? Bien. Están en judo.
– Un cuarto, Mercedes.
¿Serán los dientes del Roque?
Magadéz tiene el molde.
¡Pero mirá si lo vamos a joder por esa estupidez!
Es un profesional.
¿Vos no querés llevar nada?
Mandale esta cremona de mi parte a tu mamá.
– Mercedes, agréguemela.
“Sino algún pescadito la debe estar usando”. Me haces reír.
¡Sos loca!
27
(Una luz cenital cae a su costado.)
– ¡Marisa! ¿Cómo estás? No te habíamos visto.
– …
– ¿Hace rato?
(Su cabeza con ruleros empieza a crecer. La angustia de sentirse bocafloja, le incrementa la masa encefálica.)
– Justo íbamos para tu casa. Mirá, Lulita que linda que está. Nos cayó de visita. Viste que se nos fue para la Capital. Siempre fue un bocho.
(Su cabeza sigue creciendo. Macrocéfala, es poco. Aquello toma dimensiones extraterrestres.)
– Deshecha. Le conté lo de Roque. Te compré una cremona.
(Robándosela a la amiga. Entre dientes.) Después te compro otra, nena.
28
– ¿Magadéz? ¿Qué… lo viste?
– …
– ¿Y qué te dijo?
(Apagón. Se oye una explosión. Seguramente la cefalea.)
CUATRO
FRAZADA
1
Harta de la Cosmiatría, me dedicaré al vudú.
En gran escala plagaré con acertijos las paredes,
los ligustros,
los cielorasos
de cuanto hospitalucho de malamuerte se me cruce.
2
Sí, seré una agazapada voraz.
Una chinche en las pupilas de todos los dotores, y sus medicamentos.
3
Vaciaré la jaula de los penitentes sobre el lecho del río.
Seré sabia y consecuente con mi embarazo de escorpión.
Manosearé en tu muerte la lucha de éste, y un nuevo amanecer.
4
Sí, seré el gran partido.
La noche caerá desnuda sobre la torre,
y yo divisaré tu ausencia, que ya no importa.
Tú estarás a dos metros bajo tierra por sobre el nivel del agua tónica,
y yo hinchada de infierno y desafío,
castigaré la razón.
5
Estrellaré tus vísceras contra las paredes purpúreas de la victoria.
La venganza es un pájaro enamorado picoteando en tu cabeza.
6
Ofenderé el invierno con mi calentura.
Mudaré mi sexo.
Mis dudas: en lunares,
Y los de-vo-raré.
Los torceré inmunda,
engreída,
engendrada
y atravesada por cartílagos de parafina.
7
No lograrás nunca del todo desvestirme.
Debajo de mi alfombra, hay alcohol.
Y debajo del alcohol: uñas,
para seguir rascando.
8
Callaré.
Llevo un pabellón de enfermos clavados en la frente.
¡Soy la virgen más puta del jardín!
Las arañas señalarán mi alcoba.
Enfrentaré con aires de dama inglesa, el charco anfibio en que me transformo,
cuando tus ojos de paraguayo conceden,
y me miran…
Me miran y me olvidan.
9
Ya ves,
sólo soy una boluda envuelta en una frazada de hombres.
CINCO
ORILLA
(Con un brazo vendado, aguarda en la pista de despegue.)
1
No quiero bañarme solo.
No concibo el wash and go, sino es acompañado.
El solo hecho de imaginarme único entre espumas,
me lanza al precipicio.
Es para mí fundamental
la presencia de un congénere
al momento de enjabonarme las axilas.
Acepto y comprendo, la existencia de hombres y mujeres
a los que esta necesidad me encadena,
y a ellos, les resulta indiferente.
Lejos de mí,
habita la voluntad de catequizar
sobre los beneficios alados de mi hábito.
¡Pero qué egoísta resulta no acudir a sus reclamos!
2
Desesperado,
me he visto obligado a las proezas más innobles.
En pos de lograr tan raso objetivo
he sabido inscribirme en Centros de Ejercitación.
(Todos, y tan en boga por estos días).
Yo, que he sido siempre un acérrimo detractor
de la poca estimulante actividad física,
he deambulado por los gimnasios miles
de esta gran ciudad.
Para que, llegado el momento querubeo,
retirarme a las duchas.
Esto no ha sido, claro, la solución.
Ciertas confusiones me han traído
no pocas medallas.
Aprovechándose de una preponderante osamenta he sido penado.
Luego de haberme ingenuamente expresado,
al ver a un partenaire con dificultades para enjabonarse el espinazo.
Yo,
con mi esponja de coco natural,
la he deslizado… puramente.
¡Salvajes!
Caído en el piso, entre golpes intentaba explicar mi verdadero hambre.
Pero a los puñetes,
se le sumaban patadas.
Y hasta me avergüenza admitirlo: escupidas.
3
No siempre he sido desdichado, debo aclarar.
En más de una oportunidad, el amor me ha traído junto a su mágica experiencia,
el soñado oasis.
Mi higiénica necesidad,
nace junto con cada mañana.
Y el amor, sabemos,
es apenas un convite a saltar el abismo, de tanto en tanto.
Mi afán no conlleva carga sexual.
Quién confunda esto no será capaz de distinguir una simple tortícolis
del cuello corintio de la jirafa.
Desgraciadamente, el género al que pertenecemos,
es capaz de los más pérfidos pensamientos.
Nunca.
Jamás he tenido intención alguna
de abusar de la confianza
de mis eventuales y empapados compatriotas.
Lo mío reside, medularmente (y nunca mejor elegido el adverbio),
en haber comprendido la sinuosidad de la Obra Divina.
4
He investigado,
analizado
el campo de acción.
No permitiré que se me reduzca
al mote de
improviso.
Las coordenadas de mis ansias
han encarnado en mi saber.
Para decirlo de una vez:
«El Supremo nos ha trazado a partir de un inaccesible dorso.”
¿Error?
No me atrevería a tanto.
La escasa longitud y curvatura de nuestros antebrazos
hacen anatómicamente
imposible
enjabonar la espalda,
sino la ajena.
¿Donde sino allí,
se oculta El Eterno?
¿No es acaso, imprescindible la sombra,
para que la fe nos ilumine?
Mi obra
encumbra, purifica,
lustra y perfuma.
5
Aún así, debo organizar maletas.
¡Oh, negligente indiferencia!
Parto sanitario
dónde hambre y miseria no han detenido la elevación.
Y la hermandad es acompañada,
por fin, al jabón en barra.
Así. El Ganges.
El baño comunal de Hindúes.
Hacia allí amanezco.
(Suena llamada de aviso de la Aerolínea.)
Arrastro mi costal de roña.
Atrincherado de inmundicia y deshecho,
seré liberado en aguas de ceniza.
Limpiarán de mí.
Y yo, de ellos.
Desaparecerá la membrana impar.
Abocado al enjuague de otros, renaceré.
Compartiré el nuevo amor
con la piel a cuestas.
Brotarán espacios que la estreches, supo claudicar.
Seré nativo, puliéndome.
Los ajenos serán próximos.
Y fregado, por fin,
habré hallado mi enzima.
(Despega junto con su avión.)
SEIS
BAÑERA
1
Una enorme porción de tierra fue avistada esta madrugada en nuestro orgulloso Támesis.
Una clandestina pasea su discurso.
Con escafandras, detecta el Parlamento, su misión.
Oráculo impune.
Augurio sumergido que amenaza.
Nuestras hélices sabrán impartirle justicia.
Con una sonrisa inaceptable circula.
El ángel desnudo propaga su juicio por el río.
Convertirla en alimento para gatos.
Enlatarla.
Trozarla en góndolas.
Venderla en los supermercados del Reino.
Un ejemplo para quienes intenten fomentarle migrañas a nuestra Majestad.
De horrible tamaño,
de silencio aceitunado.
Es seguro que lleva un turbante sobre la giba.
Desvergonzada, revolotea las nalgas sobre nuestras de vidrieras.
La paz galesa ha sido interrumpida.
No disturben a la Soberana.
Salen los ingenuos, con sillas plegables por verla carcajear.
En Buckingham calculan embucharla antes de la primavera.
¿Qué esperpento se atreve a despertar la paz coliria de nuestros jardines?
No es un cuento de niños, sino un bote con dientes.
La Reina será pequeña, pero no es sorda.
La ballena está aquí.
La bestia inaudita.
La porno iraquí.
La ballena terrorista.
2
Estamos a merced de una meretriz entrada en carnes.
Maten a la obesa, trae un anuncio.
Su malicia nos salpica.
Seremos feroces con el arpón.
Una mordaza de siete metros habrá de envolverla.
¿Qué pueden significar cinco onzas de aceite menos en las balanzas del Imperio?
3
Alfabeto acuático.
La ternura zambullida en paranoia.
La última sirena.
No advierte.
La borrarán de Londres.
La desvergonzada será acribillada en un túnel.
Llamarán accidente.
Desgracia, a su crimen planificado.
Porque es nuestra la policía.
Acatarán silencio, a cambio de florecidos bonos a fin de año.
Aquí flotan las princesas.
Boca abajo.
4
Malcriados, nosotros los gatos de Palacio, arañamos mayordomos y niñeras.
No vaya la plebe a encariñarse con el cetáceo.
Nuestros berrinches cautivan a la prensa.
Lanzamos maullidos capaces de hipnotizar a la Familia Real.
Somos el espejo divertido de la piratería.
Todo nos pertenece.
Por encima, y lo que por debajo nos empapa.
Una ballena entrometida.
Sin linaje, ni apellido.
¿Cuántas toneladas pesa eliminarla?
Dinamita.
Nitroglicerina.
Un saco de explosivos.
Un gasto menor en forma de torpedo.
Un gesto preciso.
No tiembla la mano de quien ordena arrinconarla.
Estúpida, como la lapicera con la que firmó el hundimiento del Belgrano.
La ballena enamorada.
La Mal vida.
En una curva será extraviada,
con saña.
Le bajaron el pulgar.
Su duelo a media asta.
Visten de negro frente a la cámaras de la BBC.
5
Cada noche se estrella la memoria en la almohada de Lilibet.
SIETE
ABRAZO
(Irá trozando una hoja en diferentes ritmos y segmentos.)
1
En hormigas,
elefantes.
En aviones insurrectos,
Invisibles.
2
En la alfombra de los cuentos,
en cohetes pertinaces.
Con trenes,
lanchas,
motores.
3
En cáscaras de nuez.
dragones,
terodáctilos.
Con triciclos.
4
Que alguien… no sé.
Que algo y alguno me trasladen.
Que me arrastren,
que me lleven
de los pelos, si es preciso.
Que depongan el reloj,
que depare el domicilio, este y otro amanecer.
Que por magia de un soplido,
venza.
5
Que el verano me disfrace de Colón.
Que descubran que mi madre le dio un hijo a Marco Polo.
(Quita de su pecho una hoja idéntica a la destrozada. Solo que ha sido reconstruida con cintas adhesivas rojas.)
Bajo a abrirte.
(Sale.)
OCHO
EL CASTO JOSÉ
(La inocencia perfumada con lentes. Sentado en Sala de Preembarque.)
1
JOSÉ: Voy a encenderme y perder el celibato en un avión.
Nunca me tocaron ni toqué a nadie.
Porque soy casto. El casto José.
Perderé mi virginidad a doce mil pies de altura.
Mi sexo tierno como un durazno será mancillado lejos del suelo.
De la pecaminosa tierra.
Un alejamiento preciso.
La medida exacta de la fracturada posibilidad.
Mi elevación será sublime y colorada.
Haré escala en el Aeropuerto Internacional de Punta Cana.
Volaré con destino certero.
2
Los asientos 16-j pasillo, y 16-k ventanilla serán mis perpetuos recuerdos.
Nunca un caballo despegó sus patas fabulosas de la siempre pradera.
Yo me elevaré hasta ser una jirafa.
Un bienteveo.
Danzaré con copiloto.
Con permiso de Torre Control.
Con instrucción de salvataje.
3
Después de la cena,
opípara cena.
Durante la película, seré un trueno.
De golpe: una llamarada.
Me sumiré por fin en lo desconocido.
Será la voz de una azafata que me incite a hacerlo.
De un tirón,
de un baldazo.
Seré feliz,
poderoso.
Raudo en vuelo.
Elevado, insisto.
4
¡Qué placer la ventanilla!
Y la hebilla del cinturón que se me incrusta en los riñones.
¡A quién le importa!
A los que duermen,
nuestros gemidos los harán entrar en Alfa III.
Y si alguien,
algún avispado pasajero, por azar nos descubriese:
¡Qué merienda se dará luego con sus amigotes!
5
Seré nuevo.
Me marcharé gastado por el mostrador de preembarque,
y llegaré a destino recién estrenado.
Con un mundo por hacer.
a regalar bombones de nuevas experiencias.
6
(Señal de embarque.)
Oigo,
oigo ya a las sirenas.
Convidando.
Silbándome bellas melodías.
¿Cómo se escapa del laberinto?
AZAFATA: (En Off.) Para arriba, José.
para arriba.
NUEVE
BIJOUTERIE
(Recitar a la mayor velocidad posible. La lengua rozándonos los talones.)
1
Quiero una puerta en Portugal.
Una portería con oporto.
Una porquería,
un poroto.
2
Frida frita la foca.
Frida frita la foca.
Una frase franca de fragancias fofas.
La franquicia de Franz Kafka,
de Benjamín Franklin.
El frágil fraude de Víctor Frankestein
Fracasó fronterizo,
francófono,
fagmentado,
fraguado.
Fray Mocho y Freddy Mercury se frotan el Fair Play.
¿Y el Frepaso?
¡Qué Federal de fresas, French!
¡Qué frescos estaban los freudianos en aquél buffet froid!
¡Cuánto fritolimp!
¿Y los filtrados que se habrán frotado frente a la fuente de frutas,
de frijoles,
de frula?
Frondizi!,Frondizi.
Usá Frondizi para frenar.
Firmé.
3
Lanata anota la nota.
Notable, nítida.
Las antenas atónitas atontaban a Tognetti.
Atónito Antonio temió todo.
Atendeme, ¡tendinitis tenía!
Tantanián, también.
Trentuno terminó tendido.
Tomó tinto,
tetrabrick,
tequila,
torrontés.
Titilaba.
Tentado entonaba: “¡Tomemos Trinidad y Tobago!”
Tántricos tontos,
torcidos tanáticos,
tilingos todos.
Tienen las tetas de Tina Turner en tarros.
Tampoco el tamaño era Tandil.
Trombones y tamboriles, les tenían el tiempo tomado:
Telepatía.
¿Tenés tarjeta?
¡Taxi!, ¡Taxi!
Anotá.
4
Graciela se graduó gratis.
“¡Gracias, Gándara!”, gritaba la groncha.
¡Qué grasa!
Los granaderos agrupados arengaban groserías a Greenpeace.
“Un agrónomo no agranda la grela”, grampaban.
La grilla de los gringos engrosaban las gárgaras de la gárgola.
Una malasangre…
¡Agria engreída de Groenlandia!
Grotesca.
Granos grandotes sin garantizar.
Grumos negros, grises.
El gremio agradeció el grillete.
Granuja largá la grapa,
las grageas,
el gruyere.
Me agrada Praga.
5
Socolinsky.
Bailando con Norman Briski
Tomándose un whisky, por un cuadro de Kandinsky.
¿Pero quién es Nijinsky?
6
¡Me abruma Brahms!
El brazo de la Bruzzo: un bremer.
Braga, embriagada de braguetas, bramaba:
“¡Bravo! ¡Bravo! ¡Brandys, brebajes y branquias!”
Lo que bregamos con Brigitte.
Sea breve, Labruna.
Abróchese bretel, matambre.
Bruta brindaba en braile con un brío.
Broadway.
Nuestra bronca del británico,
Bromatólogos vibrabantes con un brote.
¿Qué Brad Pitt?
Una bruja.
Una brisa a brócoli.
¿El brigadier?
Un brazalete ebrio.
Un bracero.
Abreviando:
¿El bridge? un bodrio
break a las bromas,
brinco.
Un abrazo.
DIEZ
BÉSAME MUSLO
– Y me bajo en Juan Bautista Libre Albedrío y José María Moreno.
– Rita Moreno ganó un Oscar por Amor sin barreras.
– No, papá era el motorman. Nada que ver con la barrera. Siempre mezclás todo.
– Media hora en el horno. ¿Yo qué dije? Y la cuchara que sea de madera.
– Una madera cada cuatro horas. Cuando Santo dejo la teta, el pediatra nos dijo: “Ojo con los fantasmas en la pantalla“.
-Por eso se colgaron de Direct TV. A cada Santo una tele.
– “Los ojos son salados“, siempre dice mi marido.
– Lo que lloró cuando dejó la teta. Un océano. Y eso es sagrado.
– Satánico. En Jujuy se dice salteño.
– Sal tengo. Lo que me prohibió el médico es el azúcar.
– A Cipe Lincovsky la prohibieron en el ’76 y jamás puso en pie en Salta. Consta en la biografía de Bertolt Brecht.
– En casa, nunca la leímos.
– Estuvieron mal.
FIN DEL ACTO UNO
———–*******************
INSULTOS AL PIE DE LA CORNISA
1: De medio a medio, se equivoca. Trastabilla. Sólo el error lo aguarda. Se irá de bruces, puedo oírlo. Apartar la sal del océano sería tanto más sencillo, que detener su derrumbe. Morirá de sed, de ignorancia. No quita más que orín de su copa.
2: Voy delante. Su tozudez no imparte más que sandeces. Es usted mi mascota. Y bofe: su alegato.
1: Jubile las aves, confunde plumas con éxito. Ratón de fonda, que suplica rechoncho, la muerte por escobazo. Lo crucifica la vanidad. No halla más que estiércol en la cima. Ama usted morir.
2: Parlotea. No ha hecho usted, más que quejarse como una abuela. Sus esbozos huelen a compota. Sobras, de mi banquete. Desforesta.
1: Me obliga a devorarlo. Colme sus bolsillos de silencio, y márchese. Conserve la dignidad hipócrita que aún le profieren nuestros galantes testigos.
2: ¡Charlatán, que marque la puerta su futuro! Conjuga usted la pretensión de una princesa, en los labios de un carnicero.
1: Es usted la catástrofe. Lleno de pulgas trae su bombín. Criminal, no cesa de aplastar al buen tino. Deberíamos llevar un silbato para domar su equino decir. Denos espacio para huir de sus boberas.
2: No me afectan sus bigotes, gato lacónico. Lleva el domicilio de los enrevesados. Dislate, es su apellido.
1: Nadie oye. Cementerio: su anhelo.
2: ¡Merienda de pavo!
1: Lave sus trastos en otro cielo, aeromoza de tumbas.
2: Navega usted en camisón. Que no me relacionen con sus apetitos de aspirante.
1: Su idiotez no supera mis talones. Su verba se adhiera como un siamés arrepentido. Es usted un niño destetado. Rencoroso.
2: Margarito, deshoje sus lágrimas sobre otra Biblia. No le temo.
(Los dos ancianos se han transformado ahora en palomas, que peleando por granos de maíz, mueren aplastadas por un camión recolector de basura.)
*******************
9. PALOMAS DE HULE
1
Un rinoceronte en el beso de un flamenco.
Travestis con acento en la ingle,
y la virginidad ahogándose bajo una estola.
¡Bajen los vidrios!
Travestís en pan flauta.
Noches de psicodelia, y sonrisa Yolly Bell.
Travestis calabreses,
húngaros, eslovenos.
Travestis de pura cepa.
Racimos indeclinables de travestis.
Cantejondo travestí.
La cocina travestí de Blanca Curie.
Matrimonio travestí en San Bernardo.
Bogotá y su típico baile travestí.
Galletas travestís con mermelada.
Sotanas en remojo travestí.
Primer Congreso Panamericano de Alfombras travestinas.
Amor felpudo.
2
Es preferible callar a depilarse.
Moneda travestí en Banco Galicia.
Caciques travestíes.
Maipú veintitres cincuenta y uno, San Justo. A metros de Doña Ponce. Costurera.
Monumental Moria en todas las paredes.
Emporio Travestí.
Pagina dorada de travestís.
Deuda inconsolable de travestís.
Travestís finamente gasificados.
Travestís en el hall central,
debajo de la eñe.
Travestis con pie derecho.
Conejos travestis.
Antiparras travestis.
Sala en lo Penal y Travestí.
3
Travestis de entrada, y plato principal.
Travestis frescos,
jugosos.
Travestis de estación.
Pequeños travestis salteados al ajillo.
Agente secreto travestí.
Detergente travestí del Paraguay.
Recurso de amparo transexual.
El ABC en la germinación del poroto travestí.
4
Niño travestí en salida de baño.
Animales de mandíbula travesti.
Matemática travestida.
Demasiado maquillaje. Too much make-up.
Fiesta delatada de travestís.
Aurora travestí.
Travestí de su casa,
en cachiporra de mano.
Cascada de travestís.
Almohadones asesinos de travestís.
Chacarera travestí.
Sueño enamorado de travestís.
5
García Lorca travestí.
Gerardo Romano y su grupo moderado de travestis.
Molécula.
Corazón travestí.
Muerto por hacerse las nalgas con aceite de avión.
Velorio T.
Siglos de lucha.
Permanganato travestí
Centro y excedente.
Envoltorios sumamente travestidos.
Pluma izquierda en mano derecha.
Travestís alabados.
Sean travestís y tres cuartos.
Boca prensil travestí.
Andamios para subir y arrojar travestis.
Carne tatuada de cordero.
Travestis a la mesa.
Misa de trabucos.
Red carpet travestí.
Compañía de gas El travestído.
Cuadrilla de operarios con travestí.
6
Travestis a la page.
por la mitad.
Travesti en cuerpo y alma.
Travesti autor.
Travesti end.
Travesti Dior.
Travestis B
Un pesebre de mariquitas.
El rubor debajo de María, con la obscena perfección de la distancia.
7
Ristra de travestis acalorados.
Antonio Gades y su Compañía Destaque de Travestís.
Lámina doble de una vieja TV Guía.
Mamá travesti.
8
Trinidad y Travestís.
Mamboretá travestí.
Anestesia travestí.
Contingente de travestís inconformistas.
En el Tigre hay seis travestís.
En Groenlandia: lleno de travestís.
En el Metropilitan de Nueva York: obivio que hay.
Carapachay es notablemente travestí.
Cuando das vuelta a un escarabajo, encontrás uñas de acrílico.
9
Sin pestañas: travestí clásica, de cóctel.
Antropología de travestís.
Chocolatrav.
Bob esponja travestí.
Travestí in troubles.
Rastrillaje de travestí en la peatonal.
Puteada travestí.
Irrupción travestí.
Mochila travestí.
Prisión travestí.
Travestí evangélico y procesado.
Corazonada travestí.
Hígado travestí.
Papada travestí.
Tumba travestí.
.
12. SOSPECHO
1
Permítame, Ingeniero, que de sus planos sospeche.
De tamaña seguridad, escape.
Guarde su escuadra anaranjada.
Conserve, lúgubre, sus cálculos.
Sus oblicuas explicaciones de Pitágoras.
Resérvese el candado,
la fatal fortuna de sus clavos.
Que yo, mancebo de palacio, me quedo con la duda.
Con la insatisfacción
y con la falta.
Que abandono la paz coliria de sus cuadrículas,
la siempre arquitecta luna de sus lápidas.
Que la aventura me atropella las sienes.
2
Ríase, Ingeniero, del aroma del permiso,
de las fórmulas desaprensivas de los nudos.
A carcajadas,
destroce la magia previsible de sus broches,
de las escarapelas.
No conciba al cuadrilátero sin sus dardos,
sin la posibilidad del rayo.
Que el invierno jamás sostendrá su abrigo,
que no habrá cinto que ajuste tanto trigo.
que jamás nunca;
nunca no
despierte olvidando su colmillo.
Que la miel chorrea imprevisible,
que las llagas nacen,
corren desgraciadas.
Que estropean las torres,
las armas,
las guirnaldas.
3
Ingeniero, cambie esa cara.
Recupere la osadía.
Gire la impaciencia, y los picaportes.
Que allí, en el umbral, detrás de su oponente,
el sueño velará su infarto.
Su nítida estadía.
4
Ingeniero, venga.
Relámase entre las hojas frescas de la vacilación,
entre a las cuevas tuertas del abismo.
Que Cristo nos ha puesto de pie.
¿Y qué esperamos nosotros,
usted y todos,
para soltarnos a bailar?
15. YA DEVORÉ TODA LA RÚCULA
1
Ya devoré toda la rúcula.
Podría vivir en Puerto Madryn, usar bisoñé,
asistir a tu opening con la boca llena de reproches, azucenas.
Astillada de confianza.
2
Ya devoré toda la rúcula.
Podría vivir en Mar Chiquita, alquilar un rebaño,
y hacer un si-te-he-visto-no-me-acuerdo.
Escupir la deuda,
mandarme un paga-Dios.
Un Tata Cedrón.
3
Las persianas son animales complicadísimos.
Practican álgebra,
padecen alergias.
Desplantes varios.
En fin: un maremágnum de calamidades al izarlos y acostarnos.
4
¿Cómo era?
¡Ah, sí! Ya devoré toda la niebla.
Podría vivir en Ruanda, Nueva Zelanda,
los Alpes «Suízicos».
5
A las tres y media de la mañana cruzan por mi hogar todo tipo de incidentes,
insectos infectos,
bíceps de chofitol,
neurastenias dorsales. No así, de meniscos.
Que quede claro.
6
Pasame el liquid paper. Siempre me pareciste un varón.
18. INSULTOS AL PIE DE LA CORNISA
1: De medio a medio, se equivoca. Trastabilla. Sólo el error lo aguarda. Se irá de bruces, puedo oírlo. Apartar la sal del océano sería tanto más sencillo, que detener su derrumbe. Morirá de sed, de ignorancia. No quita más que orín de su copa.
2: Voy delante. Su tozudez no imparte más que sandeces. Es usted mi mascota. Y bofe: su alegato.
1: Jubile las aves, confunde plumas con éxito. Ratón de fonda, que suplica rechoncho, la muerte por escobazo. Lo crucifica la vanidad. No halla más que estiércol en la cima. Ama usted morir.
2: Parlotea. No ha hecho usted, más que quejarse como una abuela. Sus esbozos huelen a compota. Sobras, de mi banquete. Desforesta.
1: Me obliga a devorarlo. Colme sus bolsillos de silencio, y márchese. Conserve la dignidad hipócrita que aún le profieren nuestros galantes testigos.
2: ¡Charlatán, que marque la puerta su futuro! Conjuga usted la pretensión de una princesa, en los labios de un carnicero.
1: Es usted la catástrofe. Lleno de pulgas trae su bombín. Criminal, no cesa de aplastar al buen tino. Deberíamos llevar un silbato para domar su equino decir. Denos espacio para huir de sus boberas.
2: No me afectan sus bigotes, gato lacónico. Lleva el domicilio de los enrevesados. Dislate, es su apellido.
1: Nadie oye. Cementerio: su anhelo.
2: ¡Merienda de pavo!
1: Lave sus trastos en otro cielo, aeromoza de tumbas.
2: Navega usted en camisón. Que no me relacionen con sus apetitos de aspirante.
1: Su idiotez no supera mis talones. Su verba se adhiera como un siamés arrepentido. Es usted un niño destetado. Rencoroso.
2: Margarito, deshoje sus lágrimas sobre otra Biblia. No le temo.
(Los dos ancianos se han transformado ahora en palomas, que peleando por granos de maíz, mueren aplastadas por un camión recolector de basura.)
19. SÓLO SOMOS LOS KILOS QUE PERDEMOS EN MEGATLÓN
1.PASADOS LOS 40
¡Esas mejillas a los cuatro quesos!
¡Esas sus onzas de fracaso y bacalao!
¡Ese ovillo de refritos y rechazos!
Serán desmantelados, talados, rebanados.
Las papadas serán baldes.
Los pliegues obsoletos abonarán jardines en el conurbano.
Lípidos codician bisturíes.
¡Qué hipo!
¡Qué rumancia de selva negra!
Enrollada en su sarcófago,
la reina será reconstruida en manos de “Nuestra Señora de la Invisibilidad”
2. NIÑA EN PRIMER GRADO, DELETREANDO
Un yogurt sabor espejo.
Lentejas de bikini.
Magdalenas de limón y celulitis.
Un camión de pecados sobre ese canapé.
¡Apártese!
¡No lo toque, no lo raspe!
Se hierve el Diluvio Universal sobre en un plato de fideos Matarazzo.
3. ISOMÉTRICO
¿Con qué ofensa nos refleja el sobrepeso?
No hagas Pop si estás obesa. Las gordas no cantan.
Cosechemos la ausencia.
Sólo somos los kilos que perdemos en Megatlón.
4. QUINCE AÑOS. UN EXAMEN
Metamorfosis asegurada.
Metamorfosis: meta morfar.
La rabia en dos paquetes de yerba.
“El mate te deja verde”.
“El aire de mar da hambre”.
“Vilas antes de la Davis se clavó una fuente de vermichellis”.
Soñamos obesos, lo que despiertos vomitamos.
Un monte de chocolate flota bajo nuestras faldas.
Empanadas de vigilia arponeadas en los confesionarios de Santa Rita.
Manejamos la balanza a los sopapos.
Un calvario en Dieta-Club.
5. JOVEN EN SERVICIO MILITAR
¿Bíceps, o pan de leche?
Sexo ciego, o arréglese con la mano.
Vacas con apellido y D.N.I.
Ensaladas de Párpados.
Los feos estropean las fotos de todos los bautismos.
¡Delgados hasta la metástasis!
El Infierno está colmado de lunes a la mañana.
Los Dioses con bolsitos van al Gym.
6. BODA
Mortajas extra small.
Un corazón sale sin fritas.
Frótele a Buda una liposucción.
Moisés y sus Tablas Sagradas de Calorías.
Religión: 90-60-90
El pecado lleva cubiertos.
En Ruanda se cagan de hambre, pero los negros la tienen grande.
Las hamburguesas de McDonalds te reducen el pito.
Haga patria: mate a un mofletudo.
Ya saldrá Bridget Bardot a rescatar a sus lechones.
7. FUTBOLISTA
Empanadas de Comité.
Pastelitos de Mayo.
Tres pan dulces navideños.
La ultima cena eterna.
Graciela Alfano habla con las tostadas.
Besos Light.
Matrimonios 0% colesterol.
Romances de pan integral.
Orgasmos descremados.
8. ISOMÉTRICO DOS
No existe el éxtasis decoroso y controlado.
No hay mejor par de glúteos, que un pollo al horno con papas.
Las mesas confitan nuestros nombres,
las doncellas se ensanchan,
y el galán le baja a la luna, su frutilla.
Se funde el cielo en una carcajada de crema.
La risa es el delivery de Dios.
9. CUERNOS
Las ideas explotan, como berenjenas en el paladar.
La inspiración es efervescente.
Sin vicios, no hay creación.
Si Cleopatra fuese argentina, las pirámides serían de queso.
La muerte pasea sencilla por tus encías.
Yo, que vivo a punto caramelo, debo comportarme como un apio.
Delgada, dosificada y ¡deserotizada!
10. JUBILADO
La patria es de los bellos.
A los globos sólo nos regalan corbatas.
En la vereda de la desolación,
reemplazamos helados por candados.
Una pastelería nos aguarda del otro lado del anillo.
Nos hundimos en un océano pastas y confites.
Flambeados, perseguimos el aplauso que nunca llegará.
Desnudos ante el Juicio Final nos enjaulan sobre una bandeja.
11. CADÁVER
Moby Dick en cola less pavonea una disculpa.
Hansel y Gretel se han vuelto sibaritas.
No practicamos otra elegancia, más que la de ocultarnos.
Máscaras de cuero, cosidas en el carnaval de los preinfartos.
La censura en forma de alfajor de chocolate.
Jalamos hebillas, como quién escapa de los siete círculos de fuego.
Ajustamos moños, con la precisión de un detective.
Apuntamos letales a quien capture nuestra flacidez.
No existen más huracanes que nuestras alacenas.
Pedaleamos la venganza sobre una bicicleta fija.
Trotamos perpetuos en la cinta de Moeibus.
Escapa Dios de su inexistencia, por vernos entrenar.
12. ISOMÉTRICO FINAL
Romance en tres series de quince.
Avispas danzando entre cierres relámpagos.
Nos masturbamos en un festival de fibras, de claras de huevo y aminoácidos.
Meamos kriptonita.
No cabe el corazón sobre nuestros pectorales hiperdesarrollados
El cielo se ha vuelto insostenible,
los ángeles deben adelgazar.
20. TORPE CARAMELO
1
Esparciré mis sílabas de alambre.
Genuflexa rendiré pleitesías al aplauso,
al tímido estallido.
Incrustaré mis vísceras de paloma en misa
entre tus alpargatas.
Recorreré las sábanas,
los purgatorios,
los diptongos.
Dibujaré, mezquina, a los diamantes.
Azorada, dominaré la noche.
Seré luciérnaga,
paz sin brillo.
Libre hipopótamo que ronda,
que atisba.
Arrollada,
por mi gloria de goma,
de octava,
de difusa
de fusa.
2
¿Qué amianto sabrá guarecer al cervatillo
que asoma curioso su insolencia
en tu e-book?
Tengo párpados de fuego,
y tú me alarmas.
Intentas detenerme.
Enjaular al dragón, torpe caramelo.
3
Soy la Reina de Tijuca,
la bóveda estampada de tus sueños.
21. CASTRATO CASTORIADIS
(En un fuentón, sentada en un banquito: pelando papas. Acento guaraní.)
1
MARISA: ¿Tu lunita?
Ahí la tenés, tirada a la basura.
Para que los gatos se revienten del asco.
Te la van a mascullar.
¿Qué mirás con esa cara?
¿Tengo monos yo?
Sí, la tullida te lo hizo.
Un candelabro sin vela, parecés ahora.
Eso.
Derechito. Iluminado hacia el infierno te vas a ir.
Degeneradito de la cachiporra.
Sos un eunuco.
Ni el Diablo te salva.
Atadito, sos tan nena como yo.
2
Nunca te dije que no.
A nada.
El barrio entero lo sabía, luego.
Pero te seguía el juego.
Las hebillitas, ya no las quiero.
Hubiera podido morder a un perro, si se acercaban a tocármelas.
Pero ahora ya es tarde.
Tic, tac,
Tic, tac,
¿Oís? El relojito anda mal.
Son los efectos. No te hagás por el desmayado.
Ya te expliqué.
¡Roque, dejame terminar!
No te puede doler.
Hice un trabajo perfecto.
Son necesarios, claro que sí.
Me los enseñaste vos para que el Galtieri no se escape.
¿Para qué tenés un perro si no lo sabés atar?
Me voy a pasear desnuda hasta que los ojos se te salgan de la cara.
Si quiero: te desvisto.
Si quiero: te pongo un vestido de mamá, y te llamo Mariana.
¿Qué pasa, Marianita?
¿Te comieron la lengua los ratones?
Tu hija
los ratones
la lengua.
Muerta mamita.
Papá: la lengua de la casa.
Provoleta. Vuelta y vuelta.
Un churrasco: la lengua de papito.
Papito borracho.
Borrachito.
Papito abusador.
Una artillería le salía a papito con su ratoncita.
Papito malo.
Cuchillito la lengua.
La lengua de la nena
Hebillitas.
3
“Estrógenos dentro del tanque.”
“El tercero desde la puerta.”
“En los piletones.”
“Indocumentado.”
En el más grande de Latinoamérica.
Pudriéndose,
flotando el paraguayo.
A pasitos de la Panamericana.
Sumergido.
Un sol negro.
De cabeza, hacia la rejilla.
Más de doscientos locales.
Cinco mil litros de agua por día.
Las vidrieras.
lavar los tomates,
hacer tecitos.
Fideos al dente.
En las copas de los vinos. Adherido.
En las cucharas del helado.
En los trapos rejilla.
Manos lavando tu crimen.
4
La primera en caer fue la vendedora de Tucci.
Hasta un Evatest se hizo, la estúpida.
Después el chico de informes: 40 de fiebre.
La gorda de Seguridad, dos promotoras.
Como moscas.
Toditos el mismo cuadro: sudor, vahídos, internación.
El sindicato.
Caían denuncias todas las mañanas.
“Algo en la comida”, decían.
Bromatología.
El noticiero.
Plena navidad.
“El aire acondicionado”, pensaron.
Esta es la época buena.
Temporada alta.
Roja.
Este año Papá Noel está caliente.
De 10 a 04.
Horario extendido.
Y trasnoche Shopping.
5
En el laboratorio, saltó.
Seis días les llevó.
“Gérmenes de putrefacción”, declaró el fiscal al leer la causa.
Un animal, calculaban.
Un perro.
Un murciélago no podía causar tanto daño.
Jingle bells. Jingle bells.
Nadie se preocupó cuando Roque Castoriadis no se presentó esa mañana a las seis y diez.
“Dejó de venir”.
“Se habrá vuelto a su país”
“A chupar naranjas. A tocar el arpa”.
Silencio en los pulmones.
Un paraguayo flotando en los tanques de agua de un shopping de zona norte.
Ni pronunciarlo pueden. Se quedan perplejos.
6
Yo me ensaño todo lo que quiero.
No hubiesen sospechado. Pero es que no me aguanté.
Un animal sin bombacha es un pito.
No chilles, maricón.
Dejame ponértela.
La rosadita.
La que más te gustaba.
Ahora vos también sos animal.
Te queda hermosa.
22. EL ÚLTIMO NO
1
He sido tan feliz desde que comí el pajarito que vino suavemente a posarse en mi ventana. Tan feliz, inmensa.
Revolucionaria, como el acertijo que supimos redoblar con Menucha, en el té canasta a beneficio de las Parrillas Grill.
“Tan universales”, picoteábamos.
“Tan calibradas, che”.
Y es que la cacofonía es menester indispensable, hoy,
en los albores del siglo XXXIII.
¿Tan rancios hemos caído?
¿Tan vanos desatamos nuestras zapatillas de ballet al despertar?
¿Tan acaramelados hemos sido conducidas?
¡Qué descuido!
2
Centurias sin pasta dental.
Perdimos primero los «algudios»,
luego los «machacos»,
para pasar por fin, a los «alastros».
Se han hecho batones con nuestros alaridos.
Hemos extraviado la completa, para pasar feroces a las preciadas naranjas.
Sí, la fruta del soporte ha sido también cegada.
Dopados hasta brillar de privación, consentimos.
Exiguos,
reducidos,
sonreímos.
¿Cómo?
“El hueco”, la llaman.
“La tercer fosa”, decimos.
“La nariz de abajo”, ponzoñan.
“El país muerto”.
3
Asistimos al deceso amarillo de los verbos.
El compás atrofiado de los sustantivos declina definitivo ante nuestros paragueros.
El correr de fuego que supo replicar otrora, la sílaba modulada,
se nos quiebra en la hielera.
4
No es boca con lo que digo esto.
Nos son mis labios, los que puentes atraviesan, ahora.
Pues ni glota ni lengua, llevo.
Ausencia, es hoy, mi única presencia.
5
Arqueólogos procuran inventar pretéritos.
Simular inexistencias.
Han desvalijado las vitrinas de la Universidad de Nacional de Odontopediatría para descarriarnos.
Piezas milenarias han sido sustituidas en afán de una contención que nos una.
No ha quedado Era, sin violar.
Astillados, nos han barrido.
Nitroglicerados.
Nitrato para silenciarnos.
Extirpados.
Exprimidos.
Expatriados.
6
Prometen ocuparse también de nuestros ojos.
Los ojos: esos héroes sin depilar.
Adormilados, sí.
Prófugos, pero leales.
Aún dolidos.
7
Ni atrasos, ni cultura.
Mudos.
Todos mudos, decimos basta.