Mi formación artística ha sido esencialmente delante de un televisor. Así es. Blanco y negro. Con 4 canales. Que al girar la perilla del volumen, te pateaba. Ya no como sofisticada metáfora comunicacional, sino como pequeña y sádica descarga eléctrica que te dormía la mano durante los segundos que duraba la puteada.
En las parcelas de mi memoria, destino un sitio privilegiado al Paseo de la Fama que construí durante años, sentadito en el living de José María Moreno acorazado por chizitos y Fanta Naranja, mientras mis hermanos jugaban al fútbol.
En este museo, las figuras de cera no son las divas y ni los superheroes, sino mi infancia. Aquí mi primera novia fue “La Mujer Maravilla”. Después llegaron la Señorita Peel de “Los vengadores”, y la tenista profesional que por accidente en paracaídas debió recibir reemplazos biónicos en ambas piernas, brazo derecho y oído derecho autorizado por Oscar Goldman. Después vino “Magnum”, y entendí todo.
Como un biólogo que que entre cristales colecciona libélulas y alas de mariposa, comparto mi privado y horroroso gabinete de obsesiones.
Para ver la colección completa, podes seguirme en los incipientes canales de TikTok y Youtube que llevan mi nombre. Eso me ayudaría mucho.
¡Y bailá tap, que nos están mirando!

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