Puedo festejarte la bebida.
Fingir que lo que te metes son antigripales.
Incluso he aprendido a hacer la vista gorda a los trastos de tus infidelidades.
Pero lo que no puedo tragarme,
es que hayas sido tan endiabladamente hermoso.
Eso sí, que jamás podré perdonártelo.
Debe estar conectado para enviar un comentario.