
Una bitácora puntillosa. Un caldero de postales y fetiches. Acaso lo que la educación puertas adentro bautiza, diario íntimo. Y abusando del beneficio que los borradores otorgan, un estado de avería permanente.
Dispuse además un estante dónde aguardan estoicos los libros que publiqué, y los pendientes. También un catálogo de los temerarios garabatos que como diseñador propongo; y por último: un retrato de las ciudades que sellaron mi pasaporte y corazón.
Sirva esta práctica a modo de entrenamiento, de experimento.
Y en el mejor de los ojos: entretenimiento.
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Buenos Aires, Argentina
2010/2022